El buitre leonado: un encuentro inolvidable


Pocas cosas resultan tan impresionantes a la vez que difíciles de olvidar como ir conduciendo, en el límite entre las provincias de Cáceres y Salamanca, y ver a uno de estos imponentes animales posado a apenas diez metros de distancia. Sí: soy un tipo con suerte.

Detuve el coche y me quedé unos diez minutos absorto en la figura de un enorme buitre leonado que a su vez me miraba, entre la curiosidad y el recelo, desde el otro lado de una carretera casi desértica. De esto han pasado alrededor de quince años aún no he olvidado el encuentro.

Debe su nombre al color de sus plumas

El gyps fulvus (tal es su denominación científica) puede alcanzar los diez kilos y superar los dos metros y medio de envergadura. El plumaje presenta un color ocre o canela en la mayor parte de su anatomía, motivo por el cual se denomina a esta variedad como "leonado".

Las plumas rectrices de la cola y del extremo de las rémiges varían de tonalidad y son más oscuras, mientras que la base del cuello parece rodeada por una especie de gorguera de filoplumas de color blanco.

Una rapaz que no caza

El pico, típico de las rapaces, ganchudo y especializado en rasgar los tejidos, es de color pardo grisáceo en la base y de tonos amarillentos pálidos en los lados. En cuanto a las garras, los tarsos y los dedos presentan uno color gris y son de buen tamaño aunque, eso sí, dado que no cazan, son más débiles y de uñas más cortas y romas.

El buitre leonado se encuentra distribuido por buena parte del Sur de Europa, Norte y Este de África y suroeste a Asia. Habita en zonas montañosas, aunque también se lo puede encontrar en llanuras, siempre que exista alguna elevación de más de cincuenta metros que le sirva al animal de lugar de descanso, a la vez que, por el choque con el viento, genere corrientes de aire ascendentes que ayuden al ave a elevarse.

Costumbres alimentarias

Antes planeador que volador, es un pájaro especialmente adaptado para alimentarse de carroña: con su extraordinaria vista es capaz de localizar cualquier cadáver en muchos metros a la redonda. Entonces descienden en grupo, formándose muy rápidamente aglomeraciones de aves donde no faltan las luchas por los mejores bocados.

Para comer, los buitres introducen la cabeza sin problemas, gracias a su largo cuello, en el interior del cadáver. El hecho de que el pescuezo esté revestido sólo de plumón corto hace que la sangre y la carne no se le peguen con demasiada facilidad.

Debido a la caza y a la desaparición del hábitat de sus fuentes de alimento naturales, las carroñas que dejan atrás los pastores suponen ya una muy importante fuente de comida para los buitres leonados.

Parejas estables y con un solo polluelo.

En cuanto a la forma de reproducción de la especie, ésta entra en celo entre diciembre y abril, época en la que se forman parejas estables que se pasan 58 días incubando un solo huevo por turnos de entre uno y dos días.

La misma frecuencia con la que los padres se alternan en alimentar al polluelo que crece lenta pero constantemente, sin poder retrasar su desarrollo si escasea la comida, lo que significa que si no come lo suficiente morirá de inanición sin remedio posible. Alrededor del mes de julio, las crías emprenden su primer vuelo, aunque siguen manteniéndose en el nido durante un tiempo. Con cuatro o cinco años se aparean por primera vez.

Reconozco que no es un ave especialmente bella o majestuosa, sin embargo quienes nos hemos cruzado con uno de estos animales en libertad sabemos que tiene algo, algún tipo de magnetismo, que hace del encuentro algo inolvidable.


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