Carroñeros, los barrenderos del medioambiente


Decir "carroñeros" suele implicar un escalofrío, una imagen negativa que toca una fibra implantada en un rincón de nuestra memoria racial. El atavismo con el que recibimos a esta palabra viene influenciado por el tabú que percibimos en la labor que realizan, la de limpiar de carroña, de muertos, el entorno.

Ciertamente, mucho ha ayudado el cine de terror a la hora de implantar esta imagen subliminal en nuestro subconsciente, ya que sin esas imágenes de buitres, cuervos, hienas y demás carroñeros rondando lugares téticros y acompañando a los malvados de turno posiblemente no tendrían tan mala prensa.

 

Porque, realmente, los carroñeros hacen una labor fundamental en nuestro medioambiente, la de evitar que los cadáveres del resto de animales se descompongan y puedan provocar enfermedades y problemas en el hábitat de alrededor. Y si ellos faltaran se perdería un eslabón fundamental en el ecosistema que haría caer a todo el resto.

Girar, girar, sin parar

La imagen de los buitres sobrevolando el cielo en círculos es una de las más inquietantes y, a la vez, cautivadora que recuerdo de niña. Los veía cuando iba al pueblo de mi madre, en Burgos, y dábamos un paseo por el monte sorteando los matorrales que iban invadiendo los antiguos caminos de los cabreros.

Al dejar atrás cualquier rastro de la civilización que conocíamos los niños de ciudad, empezaba un mundo que nos parecía en parte mágico y en parte familiar, donde podíamos encontrar un panal de abejas, ver huir a alguna liebre y hasta descubrir el rastro de algún rebaño de ovejas o cabras.

Anhelando vislumbrarlos

Pero lo que interiormente esperábamos es la visión de los buitres planeando en el inmenso cielo azul, mientra giraban y giraban sin cesar. Y siempre los veíamos, porque era costumbre en el lugar llevar los animales de los rebaños que habían fallecido a un lugar llamado "la buitrera" para que los buitres pudieran alimentarse.

Una maravillosa costumbre en la que se vislumbra la comunión perdida del hombre con la naturaleza, el entendimiento de que todos somos importantes y necesarios dentro del ecosistema en el que vivimos y nos relacionamos. Ahora, cada vez cuesta más tropezarse con esa imagen magnífica fuera de los lugares especialmente preservados para ellos.

Una imagen grabada en la retina

Nunca nos dejaban acercarnos hasta allí si estaban los buitres rondando, así que nunca he podido ver in situ a estas maravillosas aves alimentarse, solo a través de los documentales televisivos, pero la nostálgica imagen de sus giros en la lontananza siempre me han acompañado en mis visitas a la naturaleza.

 


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