“Cursillo” de supervivencia para jóvenes mochuelos


Los centros de recuperación de aves rapaces cumplen una función muy importante, pues no sólo tratan a las aves allí ingresadas de sus heridas, sino que se encargan de que se den las condiciones ideales para volver a reintroducirlas en su hábitat.

Los meses de primavera y verano son los más complicados, pues la mayoría de los ingresos que se efectúan en los centros son debidos a problemas generados por la época de cría: caídas de los nidos, accidentes durante el aprendizaje, etc.

Para procurar que los polluelos recogidos no se acostumbren a los humanos, se dejan al cargo de niñeras de su propia especie. Estas niñeras son otras rapaces que no han podido ser dejadas en libertad y que deben vivir en los centros.

Estas aves, se encargan de alimentarles y de enseñarles pautas de conducta propias de su especie, como a cazar, consiguiendo de esta forma que sea mucho más fácil su recuperación y vuelta a la naturaleza.

Seguimiento tras la suelta

Posteriormente se realiza un seguimiento de los ejemplares soltados para evaluar su adaptación al medio y ver si presentan algún problema. Sin embargo, desde el Centro de recuperación de rapaces nocturnas Brinzal, situado en Madrid, se fue observando un hecho inquietante.

Cárabos, búhos reales y chicos, autillos, lechuzas y chotacabras presentaban una evolución aceptable, mientras que casi todos los mochuelos jóvenes liberados no sobrevivían mucho tiempo, pues eran presa de sus depredadores.

Demasiado confiados

Tras estudiar los informes se constató que la causa de estos lamentables sucesos es la excesiva confianza que demuestran estas rapaces, que son capaces de mostrarse durante el día sin tomar precauciones.

Pensando en cómo solucionar este problema, en Brinzal han ideado un entrenamiento especial para que estas aves aprendan a detectar a sus depredadores y no sean presas tan fáciles al ser liberadas.

Ideando un plan de entrenamiento

Para los depredadores terrestres, el entrenamiento consiste en asociar el sonido de alama característico de los mochuelos con la visión de una rata. Para ello han construido un túnel de malla para que el roedor pueda pasar por él. Mientras la rata lo recorre suena el grito de alarma.

Para ayudarles con la detección de depredadores alados, la base es la misma: asociar el aviso de alarma con la imagen del peligro. En este caso, el grito de alarma suena a la vez que hacen pasar un azor disecado colgado en el aire como si estuviera sobrevolando la zona.


Nuevo comentario