Ávila recuperará dos muladares


Aun sin cazarlas, el ser humano es siempre una amenaza para las aves rapaces. Y es que las personas nos empeñamos en vivir a contracorriente de lo que dicta la Naturaleza. Si un animal muere en medio del campo, lo sano para el ecosistema es que otros aprovechen su carne...

... Pero no: por salubridad, estética o capricho, las personas tenemos que legislar para que se recojan unos despojos que deberían suponer un eslabón de la cadena alimentaria. Y, claro: pagan los que menos culpa tienen.

Ejemplo de lo dicho es lo que ocurre en zonas rurales de la provincia de Ávila, donde la falta de carne en el campo ha obligado a las rapaces a adaptarse y buscar carroña en los vertederos. Basta con que nos acerquemos al vertedero de, digamos, Urraca Miguel, una localidad de 53 habitantes al este de la provincia castellana: Allí, en el centro de tratamiento de residuos, son centenares los pájaros que comen cada día.

Adaptarse y, aun así, morir

Se trata de adaptarse o morir. E incluso adaptándose, es fácil que estos animales encuentren la muerte, habida cuenta de que entre el alimento que necesitan es fácil que se lleven todo tipo de plásticos, cristales o venenos.

Por no hablar de los parques eólicos que se hallan en torno a la zona y que suponen obstáculos a veces mortales para las rapaces. Por si todo esto fuera poco, la falta de perchas provoca que a veces los pájaros deban posarse sobre los cables de alta tensión, lo que también puede acabar con sus vidas.

El hombre genera el problema; las personas lo mitigan

Tal es el motivo por el que la ONG Campo Azálvaro de Segovia tiene la intención de mitigar el problema, tal como explica José Aguilera, unos de sus componentes, en unas declaraciones recogidas por el Diario de Ávila. Varios miembros de esta organización se han acercado a la zona de la que estamos hablando para comprobar la gravedad del problema in situ.

En la organización pretenden saber, y así se lo han solicitado a la Junta de Castilla y León, del índice de siniestralidad de las rapaces, protegidas en una buena cantidad de las ocasiones, incluso en peligro de extinción. En cualquier caso, se trata de especies vulnerables.

Todas las gestiones, a cargo de la ONG

El hecho es que las muertes son frecuentes, de modo que la organización ha previsto recuperar los dos comederos (muladares) con los que hoy por hoy cuenta Ávila. Aunque por ahora están deshabilitados, una vez que se recuperen, la idea es alimentar a estos pájaros tanto en Maello como en El Barraco. De esta forma, se le proporcionará comida segura y sin riesgos innecesarios a estas especies.

Es más: esta ONG se ha ofrecido a llevar la gestión, encargándose de recoger los animales que mueran en las diferentes explotaciones y de llevarlos a los muladares. La misma organización tiene en marcha otras iniciativas, como elaborar un censo de milanos reales, declarados especie en peligro de extinción por la importante regresión sufrida el año pasado.


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