El autillo, un experto en camuflaje


Esta ave es la rapaz nocturna más pequeña que podemos encontrar en la Península Ibérica. Con sus 20 centímetros de longitud y sus 50 de envergadura alar, pesa nada más y nada menos que unos 100 kilos, siendo la hembra más grande que el macho.

De plumaje gris o pardo rojizo, se mimetiza muy bien con su ambiente gracias a su complejo diseño de salpicaduras y franjas que asemeja la corteza de los árboles. Además presenta un par de penacho a modo de orejas que les ayuda en la difuminación cuando se quedan quietos.

A pesar de que es difícil localizarlos en sus posaderos de las ramas, es muy fácil averiguar su presencia gracias al inconfundible canto que emiten los machos como llamada que se asemeja al agudo sonido de los barcos.

Migratorios y nocturnos

Aunque son aves migratorias, no todas realizan el camino hasta las tierras cálidas africanas. Muchos se quedan en la Península sin emigrar, pues viven en zonas cálidas en las que pueden pasar perfectamente el invierno. Asimismo, muchos autillos del norte de Europa aprovechan la Península como su destino invernal.

Son cazadores nocturnos, como sus primos los búhos, cazando tanto al acecho como en vuelo insectos e invertebrados grandes como polillas, saltamontes, mariposas, abejorros y grillos. En la época de cría puede cazar algún roedor, reptil y aves pequeñas que llevar al nido.

Perdiendo gran parte de su hábitat

Sus lugares predilectos de ocupación son las arboledas no demasiado frondosas, principalmente que tengan árboles con oquedades donde anidar. Los olivares, las riberas de los ríos y parques, las dehesas de pinos y robles son los mejores puntos donde encontrar a las parejas de autillos.

Debido a la deforestación, a la utilización de plaguicidas, a la remodelación de muchos sotos fluviales, el autillo está perdiendo su hábitat natural. Por eso está considerado como "de interés especial" en el Catálogo Nacional de Especies amenazadas.

Parejas estables para cuidar la nidada

Los autillos viven en con la misma pareja toda su vida. Anidan en los troncos de los árboles, en oquedades de taludes o paredes, o en cajas nido. Suelen poner entre tres a siete huevos entre los meses de de abril a julio.

La hembra es la encargada de incubarlos, siendo el macho el que debe proporcionar el alimento tanto durante la incubación como durante las tres primeras semanas del nacimiento. Las crías nacerán entre los 24 y 26 días y tardarán unos 20 días en poder salir del nido.


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